viernes, 12 de noviembre de 2010

Génesis transfractal



Después de perseguir ismos parceladores de la conciencia, apenas ayer tan necesarios senderos de exploración para el desvelamiento de sí misma, el ojo que percibe percibiéndose ha levantado su cuerno y contempla la expansión.
Ha salido de la enajenante miopía que produce correr tras únicos sentidos a través de canales parciales y siente la axialidad del mundo en la ubicuidad de su centro.
La partícula que vibra sobre sí misma redescubre la hondura penetrante de sus ondas, la esfericidad arbórea de su dinámica inexorable.
Todo parece detenerse, ya no es el junco sino el hueco, el vientre disolviendo su luz virgen en el todo de la nada.