jueves, 8 de julio de 2010

Apuntes sobre la fluidez de los árboles



Una cosa es escribir sobre el fenómeno y otra que el fenómeno se escriba.

Haceros hueco como un junco, imperativo milenario para experimentar el ser de toda manifestación es condición sin la cual no es plenamente canalizada su esencia.

Todo concepto está lleno de ser, no obstante, el ser como premisa es un sistema cerrado que no sólo limita sino incluso confina a territorios carentes de dinámica o, digámoslo así, de una dinámica ilusoria.

Al ser la manifestación en sí un fenómeno dinámico, es preciso precisar que lo que llamamos realidad, sea concreta o abstracta, es un continuum en constante ramificación.

De la observación de un universo fractal o, más acorde aún, transfractal, surge por absoluta necesidad un pensamiento fractalizante.

Un reajuste en la visión es por lo tanto requerido.

Lo que nos lleva a una re-visión de los contenidos conceptuales, pues una dinámica derivada de las premisas clásicas de la física, no sólo genera fricción, sino una paulatina relentización de todo movimiento imagenante instituyendo paradigmas pétreos en lugar de mundos fluídos.

A la piedra le nacen ramas y al árbol alas.

lunes, 5 de julio de 2010

Síquica cuántica



Tratar por vez primera de relacionar una semilla con un árbol podríamos decir que es imposible, hay algo dentro de ella que, yendo más allá de lo simplemente físico genético, es capaz de generar no sólo un árbol sino bosques enteros. En alguna parte del más profundo vientre de su más oculta partícula late algo que le da su característico dinamismo y así con cada ser individual.
Pues bien, la ciencia actual se encuentra en un parteaguas al que por decirlo así, esta misma dinámica inexorable la ha llevado entre maravillada y rechinando los dientes. Este ubicuo punto, llamémoslo por ahora cuántico, al que muchos por el pudor científico de no perder su cola temen relacionar con la idea de Dios, es señalado por cada nuevo signo que encuentran nuestras más adelantadas mentes cada vez que abren nuevos capítulos, como la más profunda impronta de todo lo que existe, visible e invisible.
Para pensar cuánticamente es necesario no pensar con nuestro ego (como diría Carlos Castaneda: "parar el mundo"), sino más bien dejarse pensar por ese dinamismo que interconecta todo cuanto existe, única manera de reventar cualquier burbuja, al fin y al cabo También Somos Eso.